Y si hubo alguna melodía permanente
Algún reflejo de luna en el pecho
Si fueron dulces los abrigos
Y eternas las manos
Si transitamos alguna vez
Ese puente a las puertas del sol
Si se ablandaron las sienes
A la voz del mañana
Y nos transformamos en Tierra;
Fuimos minúsculos pedazos de ser
Ante un cielo tan profundo
Cuando la sabiduría dormía
Sobre melodías permanentes
Y reflejos de luna ambulantes
Justo bajo mis pies.
Habremos caído en la noción del piso
Se habrán desvanecido los hilos de sol
Penetrando la piel.
Y tal vez ya no exista
Un tiempo sin bordes
Ni ese Dios del que fuimos parte.
Si en algún momento
Fue notable la ausencia
De piezas menos, o piezas demás;
Hoy resurgimos
Estando, Quizás
Agotados de morir.
Si conserva el abrigo
Algún sinfín de películas
Antes de dormir,
Son ahora no más que viento,
Deslizándose ante mis ojos
Por estas calles ambiguas,
Que en mi insomnio
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