miércoles, 10 de marzo de 2010

Fué.

Y si hubo alguna melodía permanente

Algún reflejo de luna en el pecho

Si fueron dulces los abrigos

Y eternas las manos

Si transitamos alguna vez

Ese puente a las puertas del sol

Si se ablandaron las sienes

A la voz del mañana

Y nos transformamos en Tierra;

Fuimos minúsculos pedazos de ser

Ante un cielo tan profundo

Cuando la sabiduría dormía

Sobre melodías permanentes

Y reflejos de luna ambulantes

Justo bajo mis pies.

Habremos caído en la noción del piso

Se habrán desvanecido los hilos de sol

Penetrando la piel.

Y tal vez ya no exista

Un tiempo sin bordes

Ni ese Dios del que fuimos parte.

Si en algún momento

Fue notable la ausencia

De piezas menos, o piezas demás;

Hoy resurgimos

Estando, Quizás

Agotados de morir.

Si conserva el abrigo

Algún sinfín de películas

Antes de dormir,

Son ahora no más que viento,

Deslizándose ante mis ojos

Por estas calles ambiguas,

Que en mi insomnio

Levemente, desvelo.


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