miércoles, 6 de abril de 2011


Decirle a tus pequeños muertos que no cesan los golpes en el cajón de tus memorias donde ambos cuerpos se retuercen el uno contra el otro queriendo salir. Decirles que den un salto al abismo nutrido a destiempo donde toda invisibilidad de vuelo dará a luz cada fragmento de su piel lúcida entrecortada entre los vidrios descuidados de tus ojos que los despedazan poco a poco de rodillas ante el Desespero, que los desean en el universo cualquiera sea de aproximaciones sensibles Así Sea tu médula el puente para plantarse boca abajo en las raíces de quienes podrían apaciguar cada grito, interno o externo, revivir todo paso quebrado en el ocaso transparente sobre la boca o entre los dientes al amor de tantos al amor de tantos tantos que te amaron que te amaron, te amaron tantos Vida te amaron. Decirles que no cesan los golpes de silencio exponiendo el deterioro físico de sus huesos, la falta de aire en estas venas ya vencidas, desplomadas ante la variación constante de su congelamiento inestable, no existe elemento en el desahogo ni complemento que eleve el espíritu el sueño sobre mi dolor por las manitos que no vieron esta mano entrelazándolas sola porque Vida vos ya no podías. A tus pequeños muertos decirles; que den un salto al abismo atemporal desde las entrañas que mis ojos no ven, como vidrios asoman su filo a lo desconocido;

A mis pequeños muertos

decirles,




Líbrenme del vacío.













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